Los que son usuarios intensivos de TikTok ya conocen muy bien el abandono silencioso. El término ha surgido a pasos agigantados en el último año y se está extendiendo cada vez más, sobre todo entre los jóvenes de la generación Z que acaban de entrar en el mercado laboral y están en el inicio de sus carreras.
Esta generación se ha caracterizado por su profunda preocupación por la salud mental, un tema que se ha dejado de lado durante décadas y que ahora culmina con una decisión que pone en tela de juicio la forma en que las organizaciones toman decisiones hasta el día de hoy.
A continuación, entenderá más sobre el concepto de abandono silencioso y cómo hacer frente a esta nueva tendencia, que aparecerá cada vez más a partir de hoy.
¿Qué es el abandono silencioso?
Quiet quitting es un término de la lengua inglesa que, en traducción libre, significa "renuncia silenciosa". En la práctica, es el acto de cumplir con las obligaciones en el trabajo, haciendo lo mínimo necesario, sin tratar de mejorar o ser mejor.
La idea aquí es no realizar funciones que se solicitan más allá de lo que se describe en su descripción de trabajo, no trabajar horas extras, haciendo sólo lo que es obligatorio. Esta práctica está directamente relacionada con el agotamiento, resultado de una cultura de agotamiento mental que predica que el trabajo debe ser toda tu vida.
Quitting predica exactamente lo contrario: delimitar muy bien los límites de la vida personal y profesional, sin dejar que lo profesional impregne lo personal.
¿Cómo hacer frente a esta tendencia?
La silenciosa renuncia no es más que el reflejo de una cultura laboral abusiva, que considera a las personas como máquinas, que deben estar conectadas el 100% del tiempo, anteponiendo lo profesional a las relaciones con los amigos, la familia e incluso la salud. Además, por supuesto, de la falta de remuneración para las situaciones en las que es necesario trabajar fuera del horario de oficina.
Para hacer frente a este escenario, es necesario un cambio de mentalidad. Debe haber un mayor equilibrio y una clara delimitación de los límites entre el liderazgo y los dirigidos. ¿Cuál es la obligación de cada uno? ¿Cuál es el "extra" que se hace? ¿Realmente se trata este "extra" como algo más de lo acordado?
La cultura de la retroalimentación también es fundamental. Y aquí no estamos hablando de una retroalimentación unilateral (que sólo realiza el líder al subordinado). El empleado también debe tener espacio para comunicar sus insatisfacciones y satisfacciones a la dirección.
Hay que implantar una cultura de diálogo, para entender cómo se sienten los empleados, tener una fuerte colaboración con RRHH, utilizar herramientas como el e-NPS y aplicar realmente soluciones a los problemas anotados.
Sólo con cambios como estos veremos los reflejos en el comportamiento de todos. La renuncia silenciosa no debe dejarse de lado y merece ser observada por todos los profesionales, de lo contrario su organización puede experimentar un grave problema de rotación.
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