¿Qué hace que un buen empleado sea realmente grande? Sabemos que es el conjunto de habilidades que tiene, sus habilidades duras y sus habilidades blandas. Sin embargo, hoy en día el mercado laboral y sus demandas evolucionan cada día, y ahora hay un nuevo concepto que hay que entender y aplicar: las competencias de poder.
A lo largo de este artículo aprenderás qué son las power skills y por qué son tan importantes y se han convertido en una verdadera tendencia del mercado cuando se trata del desarrollo de los empleados.
¿Qué son las habilidades de poder?
Para entender qué son las habilidades de poder, primero tenemos que entender otros dos conceptos distintos: las habilidades duras y las habilidades blandas:
- habilidades duras: son las habilidades técnicas del colaborador, son sólidas y están bien fundamentadas. Suelen evaluarse mediante pruebas y están vinculadas a cursos y certificaciones;
- habilidades blandas: son las habilidades de comportamiento del profesional. Por lo general, no pueden medirse mediante pruebas, ya que son habilidades interpersonales y no tangibles.
Conociendo los dos conceptos anteriores es más fácil entender las power skills, que no son más que la unión de las hard skills y las soft skills en una nueva habilidad que, en esencia, no encaja totalmente en ninguno de los dos conceptos, ya que comparte ambas esferas de conocimiento.
¿Por qué son importantes en el mercado laboral actual?
Las habilidades de poder son tan importantes hoy en día porque el mercado demanda cada vez más profesionales que busquen la mejora continua y estén siempre trabajando en mejorar.
También se sabe que factores como la transformación digital y las crecientes demandas de los más diversos segmentos piden profesionales plurales que sepan lidiar con los diferentes tipos de situaciones, entregas y perfiles que intervienen en el entorno organizacional.
Es precisamente en este tipo de escenarios donde las habilidades de poder son tan relevantes. No basta con tener lo técnico y no basta con tener lo conductual, hay que tener una mezcla de los matices de cada uno de ellos para ser un verdadero profesional de alto rendimiento.
Para lograr este objetivo, la empresa debe ofrecer diferentes formas de formación (ya sea a través de tutorías, cursos, talleres, etc.), pero el profesional también debe buscar su perfeccionamiento en base a los mayores puntos de mejora.
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